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FUNDAMENTOS TEÓRICOS DEL ANALISIS BIOENERGETICO
El Análisis Bioenergético es una terapia psicocorporal que articula trabajo energético, relajamiento muscular, expresión emocional y análisis psíquico. Alexander Lowen, creador de esta técnica, tomó como base para su teoría desarrollos hechos por Wilhem Reich, a partir de la década de 1920 y que todavía hoy se mantienen vigentes en el trabajo clínico bioenergético.
Entre estos desarrollos teóricos aun actuales encontramos: la existencia de una energía única, biológica, bioenergía, que Reich llamó energía orgónica. La idea que existe una unidad funcional y antitética entre psique y soma y que está organizada alrededor de procesos energéticos. La relación entre respiración restringida, defensas y resistencias. Reich convierte a la respiración en una importante herramienta de trabajo clínico. Formula el concepto de carácter y establece la co-relación entre defensas psíquicas y defensas somáticas. Describe a estas últimas como organizadas a la manera de estasis energética en zonas corporales determinadas, que comparten la misma función de represión que las defensas psíquicas que describió Freud. Y sostiene hasta el final de su vida que la genitalidad es el regulador energético del organismo adulto.
Para Reich, en un nivel profundo, cuerpo y mente son fenómenos idénticos. En un nivel superficial, se tratan de proceso antitéticos, en tanto son aspectos opuestos de la personalidad. Esta premisa fundamental mantiene hasta hoy su valor teórico y clínico y es conocida como identidad funcional mente-cuerpo, dejando de lado la polaridad freudiana.
Lowen sostiene que esto es posible porque cuerpo y mente son la persona misma. Los problemas emocionales y de estructuración profunda se manifiestan en la forma de expresión del cuerpo. Y éste contiene un registro de cada experiencia que la persona ha vivido. Esta relación indivisible mente-cuerpo existe a través de procesos energéticos, que también la regulan.
Wilhem Reich explicó la existencia de un único fenómeno energético:
Para Reich, los fenómenos psíquicos y somáticos surgen de un mismo núcleo energético, de orden biológico. Esta energía única toma dos direcciones: del centro a la periferia y de la periferia al centro. Son manifestaciones biológicas del organismo considerado como un todo. Estas dos direcciones pulsátiles de la energía se relacionan con el placer, en la expansión la energía va del centro a la periferia. Y con la angustia, en la contracción la energía queda contenida en el centro. Esta energía se manifiesta en el organismo de forma antitética en distintos niveles. En el psíquico como placer-angustia. En el instintivo, como excitación sexual-angustia. En el energético, como expansión-contracción. En el fisiológico, como actividad parasimpática-simpática.
Este doble movimiento energético e involuntario está presente en todos los sistemas funcionales del organismo: sistema cardiovascular, respiratorio, peristáltico, etc. Entonces, el proceso vital se desarrolla en una permanente alternancia entre fenómenos de expansión y contracción.
Reich construye el concepto energético de “corriente vegetativa”, refiriéndose a un flujo biológico de movimiento, una corriente de excitación que moviliza al organismo. Y usa el término “vegetativo” para referirse a la expresión no verbal de las emociones y a movimientos involuntarios bajo la influencia del sistema nervioso autonómico. Reich puede observar que durante una sesión, estados vegetativos de excitación, correspondientes a movimientos de expansión regulados por el sistema parasimpático, y estados de tensión , correspondientes a movimientos de contracción regulados por el sistema simpático, aparecen espontáneamente, aunque el paciente no es consciente de ello. Esta corriente energética, modulada y estructurada por el sistema nervioso autonómico, representa el movimiento expresivo del cuerpo, más allá de la consciencia. Un modo de expresión no verbal y primaria que él llama lenguaje vegetativo.
En el comienzo de sus investigaciones Reich sostiene un concepto de energía biológica, posible de ser medida y observada en la superficie del cuerpo, superando así el concepto de libido en Freud como energía meramente psíquica. Pero en un segundo momento teórico, Reich considera que en todo proceso vital interviene una energía especial que él llama orgónica y que es de naturaleza universal, cósmica.
Durante el primer momento de sus desarrollos teóricos, Reich sostiene que la cultura altera este orden natural del funcionamiento energético de los cuerpos, produciendo neurosis. Es decir, formas “acorazadas” de la energía. El acorazamiento muscular es el paradigma reichiano funcionalmente idéntico al mecanismo de represión psíquica freudiano. Reich describe el estado vegetativo característico de la neurosis como “simpático-tónico” o de hipertonía vegetativa: un organismo psíquico-corporal organizado y funcionando desde la rigidez crónica, como mecanismo de defensa generalizado. Más tarde avanzaremos sobre el concepto de carácter.
Lowen va a centrar su atención en la circulación energética corporal organizando su concepto de energía alrededor del equilibrio entre carga y descarga; entre circulación y bloqueo.
El concepto de energía en Lowen es metabólico. La energía corporal resulta de reacciones químicas, efecto del metabolismo de los alimentos: la combustión entre la ingesta de alimentos y el oxígeno que ingresa a través de la respiración.
Lowen afirma que alimento y oxígeno son dos suministros imprescindibles para la conservación de la vida y que el organismo humano hace una búsqueda activa de ellos permanentemente. Al mismo tiempo, esta búsqueda es posible como resultado de un movimiento que requiere, en sí mismo, de energía. Entonces, para Lowen “la vida puede definirse como un estado de excitación contenida que produce energía que impulsa los procesos internos que sostienen las funciones vitales, así como las acciones externas que mantienen o aumentan la excitación del organismo”. (Lowen, 1993, p. 38). El proceso de establecer contacto con el mundo externo es energético. Dependiendo del modo como el mundo externo responda a nuestra búsqueda de contacto, nuestro organismo podrá mantener un nivel elevado de energía y de excitabilidad. En el caso en que la respuesta sea insuficiente o inexistente de manera reiterada, nuestro organismo responderá bajando su nivel energético hasta niveles que pueden conducir a una depresión.
La relación entre nivel de energía y vitalidad ha sido un importante eje del trabajo terapéutico bioenergético. Para Lowen la falta de vitalidad es siempre el resultado de la supresión de los sentimientos.
El observa que existen patrones de tensión muscular que toman zonas determinadas del cuerpo y que resultan ser producto de conflictos emocionales no resueltos. Esos patrones de tensión están al servicio de contener la expresión de nuestros impulsos y se organizan durante la infancia como modos de respuesta al proceso de socialización. Lowen llama a esos patrones musculares tensión muscular crónica. Estas tensiones perturban la salud emocional al disminuir la energía del individuo y limitan su autoexpresión. Uno de los objetivos de la terapia bioenergética es la de disolver esas zonas de tensión muscular crónica, liberando la energía allí contenida y poniéndola al servicio de la vida del paciente, de la expansión y la vitalidad. Volveremos sobre estos conceptos cuando trabajemos el de Carácter.
Existe otro concepto fundamental en Análisis Bioenergético: el concepto de respiración, que es a la vez, una herramienta terapéutica.
Es Reich quien introduce el concepto de respiración al abordaje psicoterapéutico corporal. El observa que cuando un paciente entra en “resistencia”, comienza a contener la respiración. De esta manera, la forma en que un paciente respira se convierte en un elemento de diagnóstico y en un camino de intervención terapéutica.
Reich sostiene que la coraza muscular es inconsciente para el paciente. Y que antes de poder resolverla es necesario poder sentirla, convertirla en ego-distónica.
Desarrolla una técnica respiratoria particular, teniendo como idea central que el mecanismo de represión se sostiene somáticamente al contener la respiración. Más específicamente, al contener la exhalación. Según Reich “no existe neurótico capaz de exhalar en un solo aliento, profunda y suavemente. Exhalan espasmódicamente” (Reich, 1955, p 257). La dificultad en la exhalación está vinculada con el control inconsciente de los impulsos y con la dificultad para la entrega a ellos. Si es posible conducir a los pacientes a entregarse a un flujo respiratorio libre y pleno, será posible resolver el mecanismo somático que sostiene la defensa neurótica, y así volver a la actividad vegetativa normal de todo el organismo.
La técnica consiste en dejar al paciente recostado en el diván, pedirle que respire por la boca, abierta y relajada para favorecer la actitud de entrega, e invitarlo a una exhalación completa y total. Reich observa las dificultades en exhalar totalmente: o se produce de manera entrecortada, o el paciente puede entrar en un estado de gran ansiedad, inhalando rápidamente de forma desesperada. Si el terapeuta puede conducir al paciente a que sostenga este trabajo un tiempo considerable, pueden comenzar a observarse movimientos musculares involuntarios como efecto de la activación de los centros vegetativos.
Para Reich, la dificultad en la exhalación completa es el resultado de tensiones abdominales muy profundas que están al servicio de reprimir emociones vinculadas a la ira, al deseo sexual y a la angustia. La represión de estas emociones produce la alteración neurótica y crónica de la función respiratoria.
De este modo respirar se convierte en una herramienta fundamental del tratamiento caractero-analítico que tiene como objetivo la liberación de las corrientes vegetativas reprimidas (estasis energética) que alimentan y sostiene a las neurosis (concepto freudiano de neurosis actual).
Antes explicábamos el concepto loweniano de energía. La combustión entre el oxigeno incorporado a través de la inspiración y los alimentos produce la energía que el cuerpo necesita para mantener su actividad biológica: este proceso es conocido como “respiración celular”:
De este modo resulta lógica la relación que Lowen establece entre respiración y nivel de excitabilidad del cuerpo. Cuanto más oxigeno incorporamos, más energía disponible activamos.
Lowen construye su propia técnica respiratoria: pide al paciente que respire por la boca lo más relajadamente posible, manteniéndo la mandíbula inferior relajada. Sostiene que mantenerla tensa y contraída es una estrategia inconsciente para mantener el control frente a la irrupción de emociones reprimidas.
El objetivo de esta respiración profunda es aumentar el nivel energético del cuerpo para que el paciente sienta más. Cuánto más respira, más caudal energético hay en su cuerpo, posibilitando más registro consciente de lo que está aconteciendo en términos de sensaciones y de emociones, al igual que el registro de zonas de tensión. Lowen establece una relación recíproca entre tensión muscular crónica y patrones respiratorios restringidos y contenidos. El modo de mantener esas zonas de tensión crónica es respirando lo menos posible.
También para Lowen la tensión abdominal es un mecanismo de control de las emociones y pone el énfasis en activar esa zona (plexo solar) con una respiración profunda y sostenida, como modo de activar las emociones, despertarlas a nuestra conciencia para ponerlas a circular, y así liberarlas.
Lowen observa que en el estado ansioso la respiración es corta y rápida y está limitada a la zona del tórax. Como el diafragma está crónicamente contraído, está también reducido el movimiento de expansión de este músculo hacia abajo, dando espacio a los pulmones. De este modo, los pulmones están forzados a moverse hacia afuera, produciendo un movimiento lateral de ensanchamiento de las costillas.
Estas observaciones en relación a la espasticidad crónica de la musculatura corporal requieren de técnicas específicas que ayuden a flexibilizarlas y así poder llegar al objetivo terapéutico de una respiración más amplia y profunda y a una mayor vivacidad emocional. Lowen crea un taburete de respiración para abrir zonas crónicamente contraídas de la musculatura de la espalda, del diafragma y del pecho.
Durante todo el proceso terapéutico dentro de la sesión el camino de exploración es: profundizar la respiración, bajo la mirada atenta del terapeuta que acompaña con propuestas que facilitan al paciente el encuentro con sus tensiones musculares inconscientes. Atravesar esas zonas de constricción muscular favoreciendo la liberación de emociones contenidas y guardadas en esas zonas de tensión. Para luego trabajar analíticamente sobre ese material inconsciente, favoreciendo la integración psico- emocional del mismo.
Por otra parte, Lowen toma prestado de la física un elemento teórico para describir la necesidad de descargar el excedente energético, tratando de mantener al organismo dentro de un nivel equilibrado de energía. De este modo construye el concepto de Grounding, que puede traducirse como “toma de tierra” o enraizamiento.
En su libro Bioenergética Lowen dice que “el vínculo con la tierra tiene la misma función para el sistema energético del organismo que el que asegura un circuito eléctrico de alta tensión. Es una válvula de seguridad que permite descargar la excitación excesiva. En un circuito eléctrico, una acumulación repentina de carga podría quemar una parte del circuito o provocar un incendio. En la personalidad humana, la acumulación de energía puede ser también peligrosa si no se está bien enraizado. Se puede uno disociar, volverse histérico, sentir angustia o volverse depresivo” (Lowen, 1993).
El principio de grounding tiene como objetivo el de mantener el circuito energético abierto en su base, pies y piernas, para facilitar la descarga del excedente de energía. Esto permite que los sentimientos alojados en la zona abdominal puedan descender a las piernas, dando así salida a la expresión de esas emociones, y poniendo a circular lo que hasta el momento estuvo contenido, reprimido en la zona abdominal. Por ejemplo, si se trata de la emoción de rabia, seguramente va a ser necesaria cierta movilización para lograr la descarga de esa emoción. El concepto de grounding cobra así un valor de regulación emocional, en tanto permite descargar el excedente de energía que el cuerpo puede alojar, haciendo que el paciente esté más consciente de sí mismo.
Cuando Lowen describe el concepto de grounding, observa la existencia de un balanceo pulsátil y pendular que corre entre los dos extremos del cuerpo. Este movimiento pulsátil es la base de la bioenergética y del concepto de grounding comprendido como el flujo energético unitario que corre entre los pies, la pelvis y la cabeza.
Lowen dice que “Estar enraizado significa estar en contacto con uno mismo y con su entorno a través de las propias sensaciones y emociones. El entorno incluye las personas con las cuales se está en contacto, así como su entorno físico, incluyéndose a sí mismo en el suelo en el que se apoya”. (Lowen, 1993).
La sensación física de mejorar el contacto de los pies con el suelo facilita una vinculación adulta y directa con la realidad externa. El concepto de grounding aporta mucho al proceso de individuación, en tanto facilita el contacto con el mundo interno y también con el mundo real, externo. La preocupación por lograr el enraizamiento del sujeto en su propio cuerpo y en su realidad inspira a Lowen a poner al paciente de pie durante el proceso terapéutico, como modo de confrontarlo con su realidad adulta. El objetivo de un proceso terapéutico tiene que incluir el trabajo de cómo impacta el estrés social sobre el organismo, favoreciendo la desconexión y el “desenraizarse”, muchas veces sobre invistiendo las funciones racionales o una imagen idealizada.
Lowen nos dice que “la calidad del enraizamiento de un individuo determina su sensación interna de seguridad. Si está enraizado se siente seguro sobre sus piernas… Lo que importa no es lo fuerte que sean sus piernas sino la sensibilidad que tengan. Con demasiada frecuencia éstas funcionan de manera mecánica” (Lowen, 1993, p. 118).
En su libro Ejercicios de Bioenergética Lowen habla de dos principios básicos para mantener el enraizamiento. El primero tiene que ver con mantener en todo momento las rodillas ligeramente flexionadas. Mantener rígidas las rodillas convierte a toda la parte inferior del cuerpo, de las caderas hacia abajo, en una estructura bloqueada, impidiendo la circulación energética hacia abajo. El segundo principio es el de mantener el vientre suelto para facilitar una respiración profunda y relajada, activando el mundo emocional que habita en la pelvis, en especial a los sentimientos sexuales.
En el comienzo decíamos que para Reich la energía tiene dos direcciones posibles de circulación: del centro a la periferia y de la periferia al centro, constituyendo la misma unidad funcional. Estas direcciones se relacionan con el placer y con la angustia. El gran aporte de Reich a la construcción de la identidad psico somática es su conceptualización de Carácter.
De acuerdo a esta mirada, la emoción de miedo y el estado de angustia producen una respuesta neurovegetativa que mantiene al organismo en estado de contracción permanente, y vuelto hacia adentro.
Reich describe un estado de tensión somática, crónica e inconsciente, que tiene la función de contener y reprimir el desarrollo de angustia, así como la expresión de ira y las sensaciones sexuales. Llama a este estado permanente “Coraza Muscular”. La describe como una especie de envoltura hipertónica a lo largo del todo el cuerpo, que tiene como función de defensa contener los impulsos internos y proteger de intercambios conflictivos con el ambiente. El precio de este mecanismo adaptativo de respuesta es el desarrollo de un estado de rigidez corporal permanente (acorazamiento muscular).
Reich observa que esta coraza muscular correlaciona con una importante rigidez conductual. Se tratan de formas de respuestas o reacciones estereotipadas que tienen la misma función de defensa frente a elementos intolerables. Describe a este proceso de rigidización como una alteración crónica del yo a la que llama “Coraza de Carácter”.
Estos son dos aspectos del mecanismo de represión, o al decir de Reich, son el mismo mecanismo de represión que tienen por función bloquear, amarrar o ligar excitación neurovegetativa, ansiedad y sensaciones sexuales. Si coraza caracterológica y coraza muscular son funcionalmente idénticas, Reich de esta forma está planteando nuevamente las bases para la identidad funcional mente-cuerpo. La alteración defensiva del yo de la que habla Reich es también alteración energética del organismo como un todo.
Como veremos en el capítulo que sigue sobre fundamentos clínicos, uno de los principales objetivos terapéuticos en Reich ha sido trabajar sobre esta coraza o armadura de carácter para lograr restablecer el natural flujo de energía vegetativa, o sea, el objetivo terapéutico final es el de liberar al organismo de estas constricciones, favoreciendo el libre fluir de energía y logrando el reflejo de orgasmo.
Lowen conserva la mirada reichiana sobre el concepto de carácter. Y hace aportes muy importantes, influenciado por la época histórica en la que vive y la sociedad de la cual es parte. El define al carácter como “un patrón fijo de conducta, como la manera especial en que el individuo administra su búsqueda de placer. El carácter está estructurado en el cuerpo en forma de tensiones musculares crónicas y generalmente inconscientes, que bloquean o limitan la expresión de los impulsos. Representa además una actitud psíquica, protegida por un sistema de negaciones, racionalizaciones y proyecciones y polarizada hacia un ego ideal que afirma su valor”. (Lowen, 1993, p 130).
Lowen va a focalizar su mirada en la lucha permanente entre ego ideal y cuerpo, más que entre mente y cuerpo. Para él, en la formación del carácter, existe un proceso dialéctico activo entre ego y cuerpo. “En el hombre occidental el ego existe como una fuerza poderosa que no puede negarse o disminuirse”. (Lowen, 1993, p 30)
Lowen entiende que el ego está formado por fuerzas que pueden oponerse a la búsqueda de placer por parte del cuerpo. Este ego forma una imagen del mundo exterior a la que debe adaptarse todo el organismo, aun negando sus deseos y necesidades. Este concepto de ego se convierte así en el precursor de una autoimagen idealizada que se alimenta de logros narcisistas más que de un contacto enraizado en la realidad del cuerpo y de las emociones.
El hombre identificado con esta imagen ideal va a sostenerse en un funcionamiento racional, organizado alrededor de mecanismos de defensa mentales tales como racionalizaciones, negaciones, proyecciones que le permitan mantenerse lo más lejos posible de sus emociones reprimidas. Y de este modo la imagen idealizada del ego, organizada alrededor de ideales de poder, belleza y bienestar, gana sobre la realidad emocional.
FUNDAMENTOS CLÍNICOS DEL ANALISIS BIOENERGETICO
Reich:
En su fase de psicoanalista Reich comienza con un estudio profundo sobre la irrupción de resistencias en análisis. Luego comienza a focalizarse en conductas estereotipadas inconscientes, observables durante la sesión. Llama a estas conductas “aspectos formales” de la defensa y las define como formas características de expresarse, que ocultan el significado autentico del impulso. En la descripción que Reich hace incluye distintos tipos de reacciones autonómicas y expresiones involuntarias, gestos inconscientes que se transforman en formas muy pequeñas y específicas de expresión, pequeños movimientos que ocultan emociones profundas. A esas formas de expresión inconscientes las llama rasgos de carácter y los define como parte de la coraza caracterológica. La intención de Reich es que esos rasgos puedan hacerse conscientes para el paciente y que de este modo pueda develarse lo que ocultan.
Observa que el cuerpo del paciente está organizado de acuerdo a lo que llama armadura muscular, un modo de organización rígido, duro e hipertónico que resulta en patrones de tensión muscular. Reich divide el cuerpo en 7 anillos de tensión que cortan transversalmente la circulación energética del cuerpo. Estos 7 anillos son: el ocular, el oral, el cervical, el toráxico, el diafragmático, el lumbar y el pélvico.
La coraza muscular así organizada tiene la función defensiva de inhibir, regular y bloquear la excitación vegetativa, la ansiedad, la ira y las sensaciones sexuales.
Terapéuticamente, estas emociones o esta excitación vegetativa pueden expresarse libremente al flexibilizar la coraza muscular y la coraza caracterológica, para de ese modo permitir la circulación del flujo biológico de excitación, como lenguaje expresivo de lo vivo. Reich trabaja sobre cada anillo de tensión proponiéndole al paciente movimientos específicos y repetitivos sobre cada zona. Y combina esas técnicas con la forma de respiración profunda que describimos anteriormente.
Reich describe una condición psicológica y biológica observable en todos los neuróticos y la llama “falta de contacto”. Caracteriza esta condición por sensaciones de apatía, de aislamiento y de muerte interna y describe un estado generalizado de falta de sentimientos de alegría, entusiasmo e interés. Y denomina “contacto sustitutivo” a todo movimiento o conducta defensiva que alejan a la persona de sus emociones más nucleares. Reich afirma que el proceso de falta de contacto es sostenido por un profundo terror, que es expresión de la ansiedad orgásmica. Es terror a la entrega sexual del cuerpo vivo, como efecto del complejo de Edipo. El desarrollo reichiano de contacto sustitutivo se acerca mucho al desarrollo de Winnicott en relación al falso self. (Hilton, 2008)
Reich afirma que si se puede flexibilizar la coraza muscular y si es posible trabajar analíticamente sobre la ansiedad orgásmica, el paciente podría entregarse al libre fluir de sus corrientes vegetativas logrando así el “reflejo de orgasmo”. Este concepto se convierte en el objetivo final de la vegetoterapia caractero analítica. Reich trabaja terapéuticamente para liberar cada anillo de tensión, comenzando de arriba hacia abajo, con el objeto de liberar la energía vegetativa reprimida y ponerla al servicio del placer en la sexualidad y al servicio de la producción creativa en el trabajo.
Alexander Lowen:
Como explicamos en el capítulo de Fundamentos teóricos, Lowen hace cambios a la teoría reichiana, como también al abordaje clínico.
El primer cambio es poner a los pacientes de pie, sacarlos de la posición acostada en el diván, más propia del abordaje psicoanalítico. Construye el concepto de grounding y de este modo observa el grado de asentamiento que el paciente tiene entre sus pies y el suelo. Lowen comprende de este modo el nivel de contacto que el paciente tiene con su propio cuerpo y con la realidad efectiva, convirtiendo esto en un foco de su interés clínico.
Para Lowen el funcionamiento saludable de una persona se define no sólo por el estado pulsatorio de su organismo, aún cuando sea posible lograr el reflejo de orgasmo durante el proceso terapéutico. Desde su visión, las personas debemos integrar al trabajo terapéutico la capacidad de entrega a nuestras emociones y a nuestra vitalidad junto con el trabajo de convertirnos en adultos, maduros, con aceptación de la realidad. (Helfaer, 2008, p.28).
Para Lowen la salud no está vinculada exclusivamente a la expresión de la sexualidad, aunque mantiene el objetivo de la potencia orgástica. Pone mucho énfasis en la construcción de una sexualidad madura, que pueda integrar amor, ternura y potencia. En su concepto amplio de salud incluye funciones básicas como respiración, movimiento, sentimiento y auto expresión como elementos imprescindibles para alcanzar la gracia del cuerpo, lo que él entiende como espiritualidad del cuerpo.
Si bien Lowen mantiene los principios clínicos reichianos de vibración pulsátil, y entrega al placer y a la sexualidad, va a completarlos con su preocupado interés por la madures del individuo adulto. Va a integrar a la propuesta terapéutica la construcción de un funcionamiento yoíco enraizado en la realidad como opuesto a una vida de ilusión y, también, la construcción del contacto profundo con el self corporal. (Helfaer, 2008, p.28).
En su libro “Miedo a la vida” sostiene que la tendencia neurótica es a escapar de la vida del cuerpo respondiendo a las demandas imaginarias de un ego idealizado. El miedo está vinculado a la verdad emocional que está guardada y acallada en nuestro cuerpo. El único camino para resolver este conflicto es el de entregarnos a esa verdad y aceptar la derrota, es decir, la caída del ideal neurótico. Lowen afirma que trabajar con la tensión muscular crónica facilita el camino de renuncia al control del ego y permite al cuerpo la entrega a la vivacidad y la experiencia del placer. Para ello el trabajo sobre la coraza muscular se hace con toques suaves y específicos sobre zonas de tensión muscular, ejerciendo cierta presión controlada y proponiendo movimientos para desbloquear las emociones contenidas en la musculatura, técnicas de profundización de la respiración y sobre todo el énfasis en el grounding del paciente. El trabajo muscular se combina con trabajo analítico sobre aspectos de la transferencia y la contratransferencia.
Lowen toma la descripción nosográfica que Reich creó sobre el eje del desarrollo psicosexual. Y aporta a la fundamentación de cada estructura de carácter una exhaustiva descripción somática de las formas energéticas, musculares y conductuales de cada una de ellas: esquizoide, oral, masoquista, histérica, fálico-narcisista.
A finales de la década del 80, el Dr. Lowen con la colaboración de su esposa Leslie editan un libro en el que describen un programa de ejercicios bioenergéticos (Lowen, 1990) que fueron desarrollados a partir de su experiencia clínica con pacientes. La práctica regular de estos ejercicios permite el aumento del estado vibratorio del cuerpo, así como de la tolerancia a este nivel vibratorio y al placer. Facilita el nivel de enraizamiento en el propio cuerpo y en la realidad efectiva, así como la profundización de la respiración, agudizando la percepción interna y ampliando mucho la vitalidad de la persona.
A partir de su creación todas las sociedades del mundo que son parte del IIBA (International Institute for Bioenergetic Analysis) ofrecen espacios de trabajo corporal grupal con este programa.
Desarrollos post lowenianos:
Los cambios sociales y políticos que sucedieron durante las décadas del ‘60/’70 produjeron consecuencias y cambios en las formas de estructuración psico corporal. Y esos cambios requirieron de revisiones, enriquecimientos y transformaciones de la teoría y las técnicas clásicas del Análisis Bioenergético (Tonella, 2007).
Los aportes de Winnicott de ambiente facilitador al trabajo psicoterapéutico y el trabajo de re maternaje en el setting psicoterapéutico; los desarrollos de Bowlby y sus colaboradores en relación a la teoría del apego; los desarrollos sobre infancia que desarrolló Stern; desarrollos sobre teorías del self y teorías de las relaciones objetales; teorías vinculadas a los desarrollos sobre trauma; los desarrollos más recientes desde la neurociencia como los que realizaron Schore y Siegel, han dado el puntapié para repensar la teoría y la clínica bioenergética.
Referentes de nuestro Instituto Internacional como Robert Hilton, Robert Lewis, Guy Tonella, Maryanna Eckberg, Helen Resneck-Sannes y otros, han introducido miradas de los desarrollos antes citados a sus propias construcciones.
Estas nuevas construcciones han, por ejemplo, diferenciado entre estructuras psicopatológicas de conflicto, de déficit y traumáticas, desarrollando formas de intervención clínicas que pudieran atender a la diversidad en la que nos hemos convertido como humanidad bajo el efecto de condiciones sociales, políticas y económicas cada vez más complejas.
Referencias bibliográficas: