A escuta clínica da análise bioenergética envolve mais do que o conteúdo do discurso verbal do paciente, envolve o que ouvimos em sua respiração, o que vemos nos seus olhos e gestos, o que sentimos da sua energia, o que ressoa em nós dos seus sentimentos. A escuta clinica da análise bioenergética é feita com “ouvidos, olhos e pés”, uma forma de dizer que ela é feita a partir de nossa presença psicossomática integral, total.
E a resposta do terapeuta, que é a interpretação, não envolve apenas o discurso verbal, pode tomar forma também de um discurso corporal, se traduzindo na proposta de um exercício que envolve a respiração, que envolve a musculatura mas não se reduz ao “corpo fitness” , nem mesmo ao “corpo medical care”.
Como fica, de que jeito é feita, para que serve a escuta na clinica da análise bioenergética neste tempo em que estamos todos, pacientes e terapeutas mergulhados no mesmo mar de incertezas?
Como fica nossa escuta (de terapeuta) quando estamos sujeitos às mesmas angustias de sobrevivência? De que jeito escutamos tendo as mesmas lacunas de informação e sujeitos aos mesmos sentimentos de impotência? Para que serve nossa escuta se só temos incertezas?
Como fica, de que jeito é feita, para que serve a escuta na clínica da análise bioenergética neste tempo em que ficamos sem o chão, sem as paredes, sem os objetos de apoio de nossas salas? Como escutamos “bioanaliticamente” on-line?
Para que serve esta escuta sem a presença do paciente ao alcance das mãos da nossa própria presença? A resposta a estas perguntas vem de compreender que o elemento mais determinante da relação analítica ou psicoterapêutica é a ética que a norteia, mais até do que a metodologia adotada e mais do que o setting físico definido pelos objetos e pelo local. Sem a ética especifica à escuta clinica esses dois elementos não sustentariam a função à que se propõem.
Que função é esta e qual é a ética que a permeia para que ela se cumpra?
Para pensar esta pergunta é muito pertinente uma comparação que Scott Baum fez entre a câmara hiperbárica e a relação psicoterapêutica. Ambas, reflete ele, são parte do desenvolvimento evolutivo, do saber do humano: a câmara hiperbárica apresenta condições de saturação de oxigênio e de pressão do ar que não existem naturalmente na Terra, e foi inventada para curar condições médicas como queimaduras extremas; a relação psicoterapêutica, por sua vez, é um modelo único de relação que também não reproduz nenhum outro modelo de relacionamento natural e é utilizada para a cura de danos criados em outros relacionamentos. Entendendo cura como a abertura para novas possibilidades diante das demandas da vida.
Para que este objetivo de cura se cumpra, para que a psicoterapia seja de fato esta “câmara segura” é necessário que tudo que se passa nesta relação – diferente de qualquer outra relação natural - ocorra em função do paciente, quer dizer do seu bem-estar, da sua autonomia de escolha, da sua autodeterminação. É esta a especificidade que justifica que uma pessoa busque uma psicoterapia: a possibilidade de ocupar o centro sempre, pelo tempo que lhe for necessário, sem outra demanda por parte do terapeuta que não sejam as suas determinações para que a relação psicoterapêutica ocorra: o pagamento, o horário e local e outra determinação contratual afins. É esta a função da relação psicoterapêutica, a função da escuta clinica da análise bioenergética.
A ética do terapeuta para levar a cabo esta função é poder estar presente em si mesmo, saber de si mesmo e ao mesmo tempo se abster, explicita e implicitamente, de qualquer demanda e expectativa de ser o centro no contexto desta relação: quer seja sua necessidade de ser amado ou admirado ou reconhecido, ou servido, ou seguido, ou...
As suas demandas que devem ser satisfeitas, para que ele entre como terapeuta numa relação, são as que devem ser explicitas no contrato: pagamento, local, horário e afins.
Neste sentido, nestes tempos de incertezas tudo o que podemos fazer – e não é pouco – é continuarmos capazes desta escuta clinica; é continuarmos a ser analistas bioenergéticos para nossos pacientes e sermos pacientes para nossos terapeutas. Porque, as nossas técnicas, nossos “exercícios interpretação”, nosso setting feito de objetos e nosso setting feito com nossa capacidade de contato visual, nossa possibilidade de escutar o conteúdo verbal assim como sentir o ritmo da respiração, tudo isto e mais vai se organizar on-line sob o “comando” de habitarmos nosso corpo.
[1] Baum, S: CONTAINMENT, HOLDING, AND RECPTIVITY: SOMATOPSYCHIC CHALLENGES. Bioenergetic Analysis. (2017) Vol. 27. Psychosozial-Verlag. Geissen, Gernmany
Rebeca Berger
La escucha clínica en el análisis bioenergético implica no solo el contenido del discurso verbal del paciente sino también lo que escuchamos en su respiración, lo que vemos en sus ojos y gestos, lo que sentimos de su energía, lo que resuena en nosotros de sus sentimientos. . La escucha clínica del análisis bioenergético se realiza con “oídos, ojos y pies”, por lo que se puede decir que se realiza desde nuestra presencia psicosomática, integral y total.
La respuesta del terapeuta, que es la interpretación, no solo involucra la comunicación verbal, sino que también puede tomar la forma de un discurso corporal, que se traduce en la propuesta de un ejercicio que involucra la respiración y la musculatura, pero no se reduce al "cuerpo fitness" ni siquiera a la "cuerpo medical care".
El "ejercicio de interpretación" del análisis bioenergético, que nace de la escucha clínica no es una gimnasia para eliminar un síntoma como es la forma de la medicina alopática. Aborda la autoapropiación psicosomática del paciente y es parte de su proceso de autoconocimiento, autoapropiación y autodeterminación. ¿Cómo es? ¿De qué forma se hace? ¿Para qué sirve escuchar en la clínica de análisis bioenergético en este momento cuando todos estamos, pacientes y terapeutas, inmersos en el mismo mar de incertidumbres?
¿Cómo es nuestra escucha (como terapeuta) cuando estamos sujetos a la misma angustia de supervivencia? ¿Cómo escuchamos con los mismos vacíos de información y sujetos a los mismos sentimientos de impotencia? ¿De qué nos sirve escuchar si solo tenemos incertidumbres?
¿Cómo es? Cómo se hace? ¿De qué sirve escuchar en la clínica de análisis bioenergético en este momento cuando nos quedamos sin el piso, sin las paredes, sin los objetos de soporte de nuestros consultorios? ¿Cómo escuchamos "bioanalíticamente" en línea?
¿Para qué sirve escuchar sin la presencia del paciente al alcance de nuestra propia presencia? La respuesta a estas preguntas es comprender que el elemento más determinante de la relación analítica o psicoterapéutica es la ética que lo guía, incluso más que la metodología adoptada y más que el setting físico definido por los objetos y el lugar. Sin una ética específica para la escucha clínica, estos dos elementos no apoyarían la función para la que se proponen.
¿Qué función es esta y cuál es la ética que la impregna para que se cumpla?
Para pensar en esta pregunta, es muy pertinente una comparación que Scott Baum hizo entre la cámara hiperbárica y la relación psicoterapéutica. Ambas, reflexiona, son parte del desarrollo evolutivo del conocimiento humano: la cámara hiperbárica tiene condiciones de saturación de oxígeno y presión de aire que no existen naturalmente en la Tierra, y fue inventada para curar afecciones médicas como quemaduras extremas; la relación psicoterapéutica, a su vez, es un modelo único de relación que tampoco reproduce ningún otro modelo de relación natural y se utiliza para curar el daño creado en otras relaciones. Entendiendo la curación como la apertura a nuevas posibilidades frente a las demandas de la vida.
Para que este objetivo de curación se cumpla, para que la psicoterapia sea de hecho esta "cámara segura", es necesario que todo lo que sucede en esta relación, a diferencia de cualquier otra relación natural, debe ocurrir en función del paciente, de su bienestar, autonomía de elección y autodeterminación. Esta es la especificidad que justifica que una persona busque psicoterapia: la posibilidad de ocupar el centro siempre, durante el tiempo que sea necesario, sin ninguna otra demanda por parte del terapeuta que no sean sus determinaciones para que ocurra la relación psicoterapéutica: el pago , hora, lugar y otra determinación contractual relacionada. Esta es la función de la relación psicoterapéutica, la función de la escucha clínica del análisis bioenergético.
La ética del terapeuta para llevar a cabo esta función es poder estar presente en uno mismo, conocerse a sí mismo y, al mismo tiempo abstenerse, explícita e implícitamente, de cualquier demanda y expectativa de ser el centro en el contexto de esta relación: ya sea su necesidad de ser amado, o admirado, o reconocido, o servido, o seguido, o ...
Sus demandas que deben satisfacerse, para que él ingrese como terapeuta en una relación, son aquellas que deben hacerse explícitas en el contrato: pago, ubicación, hora y similares.
En este sentido, en estos tiempos de incertidumbre, todo lo que podemos hacer, y no es poca cosa, es seguir siendo capaces de esta escucha clínica; es continuar siendo analistas bioenergéticos para nuestros pacientes y ser pacientes con nuestros terapeutas. Porque, nuestras técnicas, nuestros "ejercicios de interpretación", nuestro setting hecho de objetos, nuestra capacidad de hacer contacto visual, nuestra posibilidad de escuchar el contenido verbal y sentir el ritmo de la respiración, todo esto y otras más se organizarán en línea bajo el "comando" de habitar nuestro cuerpo.
[1] Baum, S: CONTAINMENT, HOLDING, AND RECPTIVITY: SOMATOPSYCHIC CHALLENGES. Bioenergetic Analysis. (2017) Vol. 27. Psychosozial-Verlag. Geissen, Gernmany
Rebeca Berger