19 – Título do trabalho
JUGANDO AL ANALISIS BIOENERGETICO
Jaime J. Pérez García
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Madrid 25 de Enero de 2003
No es una novedad relacionar el juego con la psicoterapia.
Winnicot en su libro «Realidad y Juego», abordaba este tema e introducía también el concepto de espacio transicional, que yo entiendo como la vivencia de que en una experiencia puede haber dos o más niveles de relación simultáneos. Suele suceder que en uno de las dos niveles de relación un tipo de interacción no es posible y en el otro sí.
Así puede suceder que en la relación entre dos niños el juego de pelearse permita interacciones y transacciones agresivas que en el nivel de no juego serían demasiado angustiantes. Esos niños al jugar están en un espacio de relación transiccional, se pelean para ganar de verdad al otro y sin embargo saben que no es una pelea de verdad. Y sin embargo los resultados del juego tienen efectos sobre la relación real.
Un concepto relacionado con lo anterior es la dimensión simbólica de la experiencia humana.
Aquí me interesa la cualidad simbólica del cuerpo que facilita que un paciente pueda comunicarse y expresarme, por ejemplo con una actitud sumisa, un conflicto que quiere superar aún cuando no puede planteárselo a nivel verbal o ni siquiera a nivel consciente.
Ultimamente me encuentro pensando que el Análisis Bioenergético es casi como un juego. Y le encuentro bastantes analogías.
Por ejemplo
• Hay roles que se dan a los participantes: Yo soy el terapeuta tú el paciente.
• El juego tiene unas normas, algunos lo llamamos el encuadre.
• El meollo de este juego es la repetición. La neurosis o la patología del paciente le hará utilizar sobre todo la jugada de repetirse. Repetirse en la manera en que se relaciona conmigo, repetirse en sus resistencias, en las defensas, repetirse en los bloqueos o insuficiencias de su estructura bioenergética.
Como terapeutas aceptamos la repetición, de hecho si no lo aceptamos no hay terapia, puede haber reeducación o enseñanza, pero no habrá ese efecto de reequilibrio de fuerzas profundo que buscamos en el Análisis Bioenergético. Precisamente nuestra parte del juego es estar presentes con nuestros pacientes y encontrar la repetición:
• En qué momentos se manifiesta.
• Cómo hace el paciente.
• Cual es la distribución energética y el bloqueo emocional que permite y mantiene la repetición.
Buscando las analogías con algunos juegos se me ocurría un paralelo con el ajedrez: Un fenómeno intrínsecamente relacionado con la repetición es la transferencia, nuestros pacientes movidos por ella, llevan la relación buscando situar al terapeuta en una posición en que, cual rey en jaque no tenga margen de maniobra, lo que daría una justificación por ejemplo a los sentimientos transferenciales del paciente.
Adiós al proceso terapéutico si el terapeuta pierde la dimensión de juego transferencial y no hace el regate adecuado. El trabajo del terapeuta es aceptar la repetición para crear con su respuesta ese desfase que permita gradualmente la toma de conciencia de sus repeticiones por parte del paciente.
Otra metáfora sugerente es la del juego del escondite. El terapeuta para, la queda. El verdadero ser del paciente está escondido. Cuando la terapia permite el encuentro, el terapeuta ve a su paciente, éste se siente visto.
Para ciertas patologías narcisistas un encuentro así puede ser momentos constituyentes del verdadero ser. Para las estructuras neuróticas, más rígidas son momentos de esperanza, de sentir una liberación.
Luego el paciente se esconde otra vez, pues las estructuras de personalidad son menos elásticas y reorganizables de lo que el abordaje psicoterapéutico corporeo-emocional hizo esperar.
Y el juego sigue un desarrollo más o menos establecido, lo que conocemos como proceso terapéutico.:
Toma de contacto, primeras entrevistas, elaboración de la demanda y el encuadre, alianza de trabajo, trabajo corporal, relacional y emocional con las resistencias, percepción y relajación de las defensas, liberación de los afectos reprimidos en relación a los personajes infantiles que los suscitaron…
Y en ese proceso el juego se convierte cada vez más en un juego consciente, la transferencia hacia el terapeuta se va a haciendo más transparente, el paciente sabe cada vez más de la naturaleza humana de su terapeuta y se apoya en ella. Este proceso lleva hacia el final del juego y aparece en ese final lo que estaba ahí desde el principio, dos seres humanos que codo con codo han avanzado un trecho de su vida.
No pienso haber descubierto la pólvora en esta pequeña introducción al taller, sólo quería centrar el tema. Pues como decía en el pequeño párrafo de presentación que envié para este taller, la terapia es como una muñeca rusa. Dentro de la terapia?juego he encontrado el juego. El juego como herramienta de trabajo y más particularmente como manera de manejar las resistencias basadas en el control. El juego me ha sido útil por ejemplo cuando me he sentido «controlado» por el paciente, cuando el trabajo corporal parece que se convierte en gimnasia porque el control se ejerce sobre la afectividad.
Esos momentos de bloqueo pueden darnos la sensación de que el aire se vuelve denso o sensaciones de alejamiento del paciente o de imposibilidad de llegar hasta él.
Metodología de trabajo:
• Empezaremos por un poco de ejercicios.
• El grupo se va separar en parejas al azar. Uno va tomar el rol de paciente y el otro de terapeuta.
• El que está en el rol de paciente va a exponer a su «terapeuta» alguna de las facetas de su personalidad que le suelen dificultar el contacto afectivo.
• El que está en el rol de terapeuta va intentar percibir qué siente ante la actitud de su «paciente» y va a utilizar su vivencia interna como inspiración para encontrar un juego que tenga una implicación corporal.
• Propuesta de juego y juego.
• Compartir y elaborar los efectos de la interacción por parejas.
• Cambio de roles si hay tiempo.
• Vuelta al grupo, compartir en el grupo.